La Iglesia reclamó a la dirigencia política generar «un clima de fraternidad», en el marco de la misma realizada en la Basílica de Luján y de la que participó el presidente Alberto Fernández y su Gabinete, pero sin representación opositora.
«La fraternidad es un don y una tarea, difícil, compleja, pero necesitamos darnos un clima de fraternidad», sostuvo el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig.
El jefe de Estado se encontraba sentado en primera fila del importante templo católico, con el ex mandatario Eduardo Duhalde sentado a su izquierda y la referente de Madres de Plaza de Mayo Vera Jarach.
«Estamos en un tiempo extremadamente delicado. La paz social está frágil y amenazada. Y somos responsables de asegurarla y cuidarla», agregó el prelado.
El arzobispo también pidió que la ceremonia eclesiástica no fuera interpretada en clave política desde ningún sector: «Mucho lamentaría que se malinterprete este gesto. La Virgen de Luján es Inmaculada y cualquier mala intención, lejos de mancharla a Ella, nos mancha aún más a nosotros mismos».
Por el contrario, Scheinig insistió en la idea de la fraternidad y remarcó que «la novedad hoy es animarse a abrazar al otro desde las entrañas, perdonarlo de corazón, empezar de nuevo las veces que hagan falta».
«Hay que romper las cadenas del odio, tener palabras, gestos y acciones que busquen dignificar a los otros y apostar por salvarnos todos», planteó desde el altar, al tiempo que convocó a impulsar «otro tipo de convivencia social que garantice siempre la paz y la fraternidad».