La Confederación General del Trabajo (CGT) finalmente no se reunirá con el consejo directivo para resolver nuevos pasos a seguir tras el ataque a Cristina Kirchner. En medio de un clima de tensión e internas, la negociación iba a girar en torno a una posible medida de fuerza propia para el próximo miércoles 7 de septiembre, algo que se terminó por descartar por falta de apoyo de la mayoría de los sindicalistas.
«Frente a la respuesta contundente de los trabajadores a la convocatoria efectuada y por las razones expuestas en la última reunión, corresponde dar por superada la reunión del Consejo Directivo convocada para el día de hoy, seguir la evolución de los acontecimientos y mantener el estado de alerta», informaron desde la central obrera a través de un comunicado oficial, que contó con la firma de sus secretarios generales.
De esta forma triunfó la voluntad del ala conservadora y longeva de la CGT, representada por los triunviros Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de servicios) frente a los sectores más combativos que encarna el tercer cogobernante Pablo Moyano. Paro general con movilización era la propuesta que buscó motorizar sin éxito el camionero, cuyo acercamiento al kirchnerismo dista cada vez más de la postura de sus pares cegetistas.
Desde la CGT sostuvieron que el apoyo institucional a Cristina Kirchner, quien siempre se mostró distante del sindicalismo tradicional, fue el adecuado. Primero, con la publicación de una carta en la que rechazaba el «show mediático» de la causa Vialidad por corrupción que enfrenta de sus años como mandataria y, luego, con el inmediato respaldo al ataque que sufrió la vicepresidenta en su domicilio en Recoleta por un hombre armado que no logró dispararle.