Todavía consternado por la situación, agradeciendo que su hija está viva e intentando no pensar en todo lo que podría haber sucedido si, como le mencionaron los médicos, esa brutal patada hubiera golpeado a Lucila en un lugar apenas diferente.
La joven agredida por un hombre en medio de una gresca en el Paseo de las Esculturas se recupera favorablemente. Pero su caso llama a una profunda reflexión sobre una situación que, según comentan los vecinos de la zona, se repite a diario.
“Se puede decir que está bien, porque lo importante es que está viva. Está dolorida, consternada, con el ojo hinchado y el pómulo izquierdo quebrado», explicó Javier Villarreal, el padre de la joven en comunicación con el programa «Una tarde de 10», conducido por Matías Friedig.
Según Villarreal, todo comenzó cuando una amiga de su hija se puso a discutir con otra. «Lucila quiso separar, se armó un tumulto, pero otra de las que estaban en ese grupo le pega una piña. Después de eso y según se ve en el video, se revolcaron un rato y es ahí donde aparece el novio de esta chica y le pega una patada cuando está tirada en el piso».
«Mi nena estuvo a dos centímetros de la muerte. Así nos dijo la médica que la atendió. Lamentablemente hoy no hay códigos. La ven tirada en el piso y le siguen pegando totalmente indefensa», agregó.
Villarreal recordó el caso de Fernando Baez Sosa y aseguró que hoy los chicos no tienen códigos. «En lugar de separar, arengan y otros filman. Es una locura. Me he enterado que se invitan por las redes sociales a pelear».
«El chico este es un asesino. Mide 1.90 metros y por lo que sé, practica MMA (lucha libre). Con esa contextura, pegarle así a una chica de 58 kilos es una locura. Podría haber pasado cualquier cosa», completó