Todavía sorprendido por el dato de inflación de abril, que estuvo por encima de las expectativas del Palacio de Hacienda y del Banco Central, el ministro de Economía, Sergio Massa, pondrá en marcha desde hoy un paquete de medidas y decisiones para intentar moderar la suba de precios.
Algunas ya trascendieron y otras todavía se incubaron ayer, ya que el ministro se reunió por la mañana con tres secretarios y por la tarde tenía previsto hacerlo con el equipo financiero. Algunas de ellas podrían ser consideradas extremas, en el contexto efervescente del Frente de Todos y la política económica que mostró la Casa Rosada desde la llegada de Alberto Fernández y Cristina Kirchner al poder.
El set más importante de decisiones incluye tres puntos: esta semana se aplicará una fuerte suba en las tasas de interés, que será complementada con una mayor intervención del Banco Central para administrar el crawling peg (devaluación paulatina del peso frente al dólar) y se acelerarán las discusiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por el adelanto de desembolsos; con China, por los swaps, y con los países del grupo BRIC, para facilitar el intercambio de monedas con Brasil. De hecho, Massa viajará el 29 de mayo a Pekín con la expectativa de traerse algo más de lo que tiene.
En las reuniones del fin de semana ya se definió que hoy el Banco Central instrumentará el aumento de las tasas de interés, del actual 91% anual al 97%, y daría más detalles de la política cambiaria. En el Palacio de Hacienda anticipan que a lo largo de la semana el ministro irá anunciando más resoluciones.
De las tres medidas anteriores, la más efectiva, ambiciosa y arriesgada es la suba de las tasas de interés que afectará, entre otras cosas, a los depósitos a plazo fijo. Alrededor de ese punto se suscitaron las mayores discusiones en la reunión que se hizo ayer en Hacienda. El ala más ortodoxa de Economía sugería llevarla a un valor muy alto, de alrededor del 110%. Esa propuesta quedó en el camino. La tasa llegará a 97%, algo que, de todas maneras, sigue siendo un gran golpe de timón.
Alcanza con recordar que a fines de abril el Banco Central llevó la tasa de 81% a 91%, el valor más alto en 20 años, por encima incluso del récord de Mauricio Macri (86% en septiembre de 2019). El nuevo número que se conozca esta semana, entonces, volverá a marcar un récord.
Desde hoy, el Banco Central tendrá un rol aún más activo en la administración del dólar. Massa les dio a sus autoridades (Miguel Pesce es el presidente, pero Lisandro Cleri es el hombre de confianza del ministro en la entidad monetaria) un amplio margen de acción para sofocar corridas cambiarias.
Pesce, Cleri y la mesa de dinero del Banco Central podrán volcar todo su poder de fuego para intervenir sobre los dólares denominados contado con liquidación (CCL, la operación financiera que permite sacar dinero del país) y el MEP (la alternativa para comprar dólar de forma legal por fuera del cepo cambiario).
Economía todavía lamenta que la corrida del mes pasado desbarajustara los números de la inflación, que de todas maneras corre a una velocidad cada vez más alta desde fines del año pasado.
El equipo económico definió, también, un conjunto de medidas complementarias. Para moderar el efecto de la suba de las tasas que encarecerá los préstamos, se reducirán las tasas del programa Ahora 12 y las de los intereses de los saldos de tarjetas de crédito.
Desde la semana próxima, bajará nueve puntos porcentuales el costo del financiamiento en 12 cuotas. El objetivo es promover el consumo de productos fabricados en el país. Economía estima que representan 5,8 millones de operaciones mensuales por un total de más de $250.000 millones.
Además, se dispondrán mayores reintegros para los consumos con tarjeta de débito que hagan los sectores considerados vulnerables.
El Gobierno volverá a mirar al Mercado Central para “ordenar a los formadores de precios”, sostuvieron. La apuesta es que si se logra frenar parcialmente el ritmo de los aumentos en ese punto neurálgico del comercio mayorista, sus efectos se podrían replicar en otros puntos minoristas. Medidas de este tipo se intentaron en el pasado con escaso éxito.
A través de la Secretaría de Comercio Interior, Massa busca abaratar el precio efectivo de venta al público de productos frescos (frutas, verduras, hortalizas, carnes) y productos secos no perecederos (alimentos de primera necesidad). El Mercado Central sumará a su actividad el rol de importador directo de alimentos. Lo hará con arancel 0. En otros términos, la Argentina importará comida. Es toda una novedad en un gobierno kirchnerista.
Fuente: La Nación.