La Fiscal Marina Lara, quien lleva adelante la causa que investiga a una familia por la prostitución y abuso de dos niñas en Punta Alta, habló este mediodía en conferencia de prensa y brindó algunos detalles al respecto, tras lo que fue hoy la declaración de los imputados.
La investigación se inició en 2020, tras una denuncia por parte de la madre de dos niñas que aseguraban haber sido víctimas de prostitución y explotación sexual por parte de su padre, abuela, padrino y tío. Los hechos ocurrieron entre 2011 y 2019 cuando ellas tenían entre 6 y 8 años.
Entre las aberrantes revelaciones de la fiscal, destacó que «las nenas eran obligadas a ver cómo violaban a su propia madre, tanto su marido como el hermano de él», haciéndolas participes del terror que luego vivirían en carne propia.
Con respecto a las declaraciones de los imputados, explicó: “El padre negó lo sucedido y dijo que las acusaciones de las víctimas se deben a que él no les demostraba cariño», mientras que el otro imputado aseguró que la denuncia «estuvo inducida por la madre porque se estaba divorciando».
Por otra parte, tanto la abuela, como el tío de las menores, hicieron uso de su derecho a no declarar.
De acuerdo con lo que dijo la fiscal, el rol de la abuela era de «preparar, vestir, bañar y perfumar a las niñas antes de ser abusadas por distintos hombres». Además, se encargaba de manejar todo lo relacionado con el dinero.
Según detalló Lara, la abuela, el padre y el padrino de las víctimas están acusados de promoción y explotación sexual de menores de edad, agravado por el suministro de estupefacientes «para doblegar la resistencia» de las nenas y partícipes necesarios del delito de abuso sexual con acceso carnal.
En tanto el tío, está imputado del delito de abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal.
Actualmente, la abuela está con arresto domiciliario, mientras que los otros tres imputados se encuentran con prisión preventiva.
El estado actual de las chicas
Sobre la situación actual de las víctimas, Lara comentó que están con tratamiento psicológico, acompañadas por sus familiares y mucho más fortalecidas que cuando comenzó la investigación.
Sin embargo, hizo hincapié en la necesidad de no revelar sus nombres, ni el de los imputados, porque sienten vergüenza de lo sucedido y desean tener una vida lo más normal posible pese al calvario que les tocó vivir.