El actual tiempo de sequía que atraviesa el sudoeste de la provincia de Buenos Aires afecta a la ganadería y a la agricultura y se prevé que sea una cosecha magra.
“Nos habíamos ilusionado en enero, que tuvimos una precipitación muy variable; entre 100 y 150 milímetros. juntaron los campos en enero, y nos habíamos ilusionado con una recuperación, una salida del efecto Niña, pero no, febrero ha sido muy escaso: entre 10 y 30 milímetros. solamente” indicó el Ingeniero Juan Ignacio Alberdi, productor y asesor agropecuario.
Si caen de a 10 u 8 milímetros., “eso prácticamente no llega al suelo” explicó, porque hay que tener en cuenta que una planta consume, “por ejemplo el maíz, en el estadío en el que se encuentra, entre 6 y 7 milímetros. por día. Una soja alrededor de 5 milímetros. por día; en el caso del girasol ya no, porque está un poco más terminado”.
Si la lluvia fuera a pedido, “se necesitarían en este momento 40, 50 o 60 milímetros. cada diez días para mantener el cultivo, solamente”. Es que los suelos “no tienen ningún tipo de reserva abajo. Y esos milímetros que precipitan no sirven, no alcanzan a penetrar el suelo y no se hace la reserva abajo”.
Calificó al panorama como “complicado”, agregando que “afecta tanto a ganadería como agricultura”. Para la ganadería hay una forrajera “que se defiende más, que es la alfalfa, que tiene una raíz muy profunda y, entonces, en los suelos en que se permite profundizar esa raíz se encuentra un poco más verde, rebrota un poco mejor que el resto del pasto y compensa y puede mantener un animal. Pero el resto de las forrajeras, incluso las avenas que están terminándose de sembrar o que están terminando ahora, están naciendo muy mal o no están naciendo, así que la ganadería se ve afectada”.
En cuanto al girasol, indica el Ing. Alberdi que “ya estaría terminado. A fin de esta semana o principio de la otra ya se empieza a cosechar aquí en Coronel Suárez y vamos a estar todo el mes de marzo cosechando, con rindes muy variables seguramente”. Los suelos que tienen mas profundidad podrán estar entre los 1.700 o 1.800 kilos, y los suelos con tosca más cerca podrán estar en los 600 0 700. O sea, una cosecha bastante magra”.
Con respecto al maíz, relató que, en la zona, se empezó hace unos años a sembrar más tarde. “Hace unos 20 años lo sembrábamos la primera quincena de octubre y ahora lo sembramos en la segunda quincena de noviembre o en la primera quincena de diciembre”. Buscan, explicó el Ing. Juan Ignacio Alberdi, que, en el momento de floración, cuando el maíz necesita la lluvia, sea más seguro y no caiga en diciembre-enero; es decir, que caiga en febrero, “que es un mes más llovedor, pero este año nos jugó una mala pasada febrero. Estamos mejor con esos maíces sembrados tempranos. A algún productor que sembró temprano tiene un maíz más definido que los que sembramos más tarde, que están en plena floración y pidiendo el agua a gritos”.
Consultado en torno a la implicancia del cambio climático para estos ciclos de sequía, la presencia de heladas o temperaturas muy bajas, heladas en febrero, recordó que hace unos 3 o 4 años una helada mató los cultivos de segunda. No obstante, agregó que “si bien el calentamiento global puede tener algún impacto, yo creo que es más relacionado a los ciclos de clima y estos efectos de los fríos, la diferencia entre día y noche, es también producto de la falta de agua que estamos teniendo”.
Los pronósticos, expresó el entrevistado, están diciendo que iríamos hacia un año neutro, no un año Niño todavía, sino que saldríamos de la Niña y pasaríamos a un año neutro. “Hay que ver cómo viene la próxima primavera y verano. Pero, por lo menos, tenemos indicios que este ciclo de seca y de Niña terminaría”.
A partir de marzo, abril, mayo se presentarían lluvias normales, “o sea, se iría acomodando y podríamos implantar bien la cosecha fina. Para la primavera faltan muchos meses y todavía no tenemos la información”.
En cuanto a la pérdida por sequía, aclaró que igual, el Distrito, resultó favorecido en el marco de un panorama general muy complicado para toda la región productiva de la Argentina, “porque hay zonas a las que les ha ido muy, muy mal, no han cosechado nada de fina. Nosotros tuvimos una cosecha de fina discreta, que anduvo entre los 1.800 kilos de trigo o cebada a 4 mil kilos, en algunos campos”.
Ahora, la cosecha gruesa, “es la que viene un poco más afectada. Va a ser la soja bastante afectada y el maíz también. Creo que esos dos cultivos van a sufrir el impacto de la seca, más marcado que lo que va a resultar el girasol. Es lo que se puede apreciar hasta ahora. Pero diferenciándonos de otras zonas que no cosecharon fina y están muy mal con los cultivos de gruesa, los que los pudieron sembrar”.
Se habla de una pérdida “de 15 mil millones de dólares. O sea, que es muchísimo lo que el país, en general, pierde de ingresos de dólares. Más en estos momentos en que se está haciendo un esfuerzo muy grande por conseguir dólares para responder todos los compromisos que tiene el país. Por eso surgieron varios planes, como el Plan Soja y el Plan Maíz, para que el productor pueda tener interés en vender parte de lo que tiene. Pero eso ya se le fue terminando. El impacto va a ser muy grande, porque durante este ciclo 2023 es el que está faltando. El productor podría haber tenido guardadas sus reservas de maíz o soja, que fue vendiendo con estos planes, que el gobierno incentivó a poner un dólar mayor. Ahora, por más que pongan un dólar diferencial, no vamos a tener esa mercadería” finalizó el Ingeniero Alberdi.
Fuente: La Nueva Radio Suárez















