Rusia lanzó el viernes referéndums destinados a anexar cuatro regiones ocupadas de Ucrania, elevando las apuestas en la guerra de siete meses, lo que Kiev consideró una farsa ilegal.
Las votaciones sobre si las regiones deberían convertirse en parte de Rusia comenzaron después de que Ucrania recuperó a principios de este mes grandes extensiones del territorio del noreste en una contraofensiva.
La guerra mató a decenas de miles, desarraigó a millones y golpeó la economía global.
Con el presidente ruso, Vladimir Putin, también anunciando esta semana un reclutamiento militar destinado a alistar 300.000 soldados para luchar en Ucrania, el Kremlin parece estar tratando de recuperar la ventaja en el conflicto.
Y al incorporar las cuatro áreas a Rusia, Moscú podría presentar los ataques para retomarlas como un ataque a su territorio, una advertencia para Kiev y los partidarios occidentales.
Putin dijo el miércoles que Rusia «utilizaría todos los medios a nuestro alcance» para protegerse, en alusión a las armas nucleares.
Los referéndums habían sido discutidos durante meses por las autoridades instaladas en Moscú en las cuatro regiones, en el este y sureste de Ucrania, pero las recientes victorias de Kiev en el campo de batalla provocaron una lucha para programarlos.
La votación en las provincias de Donetsk, Kherson, Lugansky Zaporiyia, que representan alrededor del 15% del territorio ucraniano, se llevaban a cabo desde este viernes al martes.
Serhiy Gaidai, gobernador de la región ucraniana de Lugansk, alertó que en la ciudad de Starobilsk, las autoridades rusas prohibieron a la población salir de la ciudad hasta el martes y se enviaron grupos armados para registrar casas y obligar a la gente a salir para participar en el referéndum.
«Hoy, lo mejor para la gente de Kherson sería no abrir sus puertas», escribió Yuriy Sobolevsky, el primer vicepresidente ucraniano desplazado del consejo regional de Kherson, en la aplicación de mensajería Telegram.
Los referéndums fueron condenados por Ucrania y Occidente como ilegítimos y un precursor coreografiado de la anexión ilegal. No habrá observadores independientes, y gran parte de la población de antes de la guerra huyó.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que supervisa las elecciones, dijo que los resultados no tendrían relevancia legal ya que no se ajustan a la ley de Ucrania ni a las normas internacionales y que las áreas no son seguras.